Hace algún tiempo, en el CEIP San Bernardo, comenzó una aventura que seguro disfrutará muchísimo nuestro alumnado, una huerta escolar. Un grupo de familias voluntarias de infantil, con gran entusiasmo y abundante deseo de colaborar se dedicó a mover la tierra de una zona por detrás del centro que parecía que era roca pura. Increíblemente, esa superficie lisa y dura fue convirtiéndose en grandes terrones de tierra que nos hizo pensar que la huerta era posible.
En este punto, nos hacía falta más tierra (nos la regaló el ayuntamiento), fertilizante (nos la proporcionó una mamá) y muchas cosas que poco a poco entre unos y otros se fueron consiguiendo y, seguimos avanzando en nuestra aventura. Poco a poco, se fue surqueando el terreno y a la vista empezamos a ver un huertecito, el más bonito para todos nosotros.
Las familias compraron simientes y, en colaboración con todas las maestras de infantil, del aula específica, las maestras especialistas en AL y PT, los niños y niñas empezaron a ir a la huerta con sus palitas y regaderas, deseosos de participar en este proyecto iniciado por adultos. Ese día disfrutaron muchísimo y aprendieron más y, fue el primero de muchos otros.
Ahora, estamos en el punto de que vamos a regar a diario y, jueves y viernes, hacemos turnos con las familias voluntarias para el disfrute conjunto de nuestra huerta. Estos días el alumnado aprende a sembrar, regar, cuidar y obtener el fruto pero, además, se educa en valores de respeto a la naturaleza, de compartir actividades y del esfuerzo del trabajo con la satisfacción que todo esto produce.
Una actividad muy positiva por lo que se aprende, por lo que se disfruta y por lo que nos une como comunidad. Por ello, gracias a todas las personas que han hecho que este sueño empiece a ser real.
Y colorín colorado, esta aventura apenas ha comenzado y seguro nos va a proporcionar muchos buenos momentos y anécdotas que siempre estarán en nuestro corazón.