Entre montones descuidados y apilados por azar, lo encontré y rescaté de
lo que sería un irremediable final, el contenedor de papel para
reciclar. Sobre la gran mesa de la sala de profesores resistían todos
ellos, día tras día, esperanzados en una improbable salvación. Algunos
de ellos, de seguro, se sentirían , al respecto, aventajados por su
mayor conservación en su encuadernación, por su actualidad en su título o
por su catalogación infantil, ya que por allí pasábamos muchos con
hijos. Este, sin duda, debía haberlo dado todo por perdido. Sus páginas a
duras penas se mantenían unidas, el color de sus márgenes presentaban
ese color sepia tan despreciado por las manos escrupulosas. Jamás lo fui
y eso me convirtió en su última y única esperanza. Título: "El bosque
animado", autor: Floréz. Procedencia: Biblioteca del colegio.
Las
estanterías pedían hueco y renovación. Oh!, gran descubrimiento. Hacía
tiempo que no leía nada tan delicado. Poesía escrita en prosa.
Magnífico! Esa prosa con tanta lírica me recordó a Platero. Para mi
tranquilidad, comprobé que figuraba entre los libros de la biblioteca de
mi padre, que siendo una joya, no es más que uno de los menores legados
que me dejó, y con esa garantía de optar a su relectura, me deshice del
ejemplar. No fue al contenedor de papel, eso, seguro, hubiera sido como
una traición. Pero, para ser franca, no recuerdo si lo llevé a Betel, a
un mercadillo del instituto de mis hijos o si lo deposité en un banco
urbano. Hay gente sin escrúpulos por doquier, se le abría una nueva
esperanza.
Para leer parte del texto, aquí el enlace y el audio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario