33 es un número primo. Aparte,
nadie se atrevería a considerarlo, ni a éste ni a ningún otro, ni grande ni
pequeño, al menos no sin antes exigir saber de qué se trata. Naturalmente,
dependerá del sustantivo que le suceda. Todos coincidiremos en considerarlo un
número enorme si hablamos de linces, por ejemplo; precisamente acaban de nacer
3 criaturas de esa especie en Doñana, o por lo menos eso he creído oír en las
noticias. Sin embargo, si el mismo número viene referido a los años de un
difunto, por ejemplo, qué pequeño nos parece( no sé por qué se me habrá
ocurrido ejemplo tan triste, con lo escaso que resultaría igual número de
caramelos para una cabalgata de Reyes). Me estoy enredando, vuelvo a la idea
principal. Qué les parecería el numerito en cuestión si se tratara de conejos??
Ah! A buen seguro que la mayoría pensaríamos: bah! conejos, tampoco son tantos!
Claro!, obviamente todos conocemos mejor o peor la naturaleza de esa especie.
Pero, en realidad, y como suele pasarnos más a menudo de lo deseable, no nos
atenemos a los hechos, todos, prejuiciosamente, nos habremos hecho una imagen
mental visualizándolos en un entorno salvaje, a campo abierto, o como mínimo,
en una granja saltando aquí y allá con desesperación. Sí, desde luego que no
parece que fueran tantos conejos. Ahora bien, no les parecerán tan pocos cuando
les sitúe y ubique a estos conejos de cuento que hoy les traigo. De los 33, 10
viven encerrados y ocultos por voluntad ajena en un armario, y 20 son
encomendados para su cuidado durante tres días a una anciana algo despistada,a
la que no por ser su abuela le resulta tarea fácil lidiar con tanto pequeño. No
hay que ser un experto en abn para calcular y saber que aún faltarían 2
conejos. Son mamá y papá conejo, que aunque están de viaje, intervienen
brevemente al principio y al final de la trama. Ahora queda aclarar que no
todos los conejos comparten un mismo cuento. De los 33, 10 habitan en un cuento
de Cortázar titulado “ Carta a una señorita en París”, y los 23 restantes en
otro llamado “ Conejos de etiqueta” de Gabriela Keselman. El disparate de tanto
número puede haber sido producto de una influencia muy directa. Esta tarde
mientras conducía escuchaba al profesor Letona, un colaborador del programa de
RNE “ Hoy no es un día cualquiera”, tiene una sección de retos matemáticos, y
ha hecho alusión a un libro de su disciplina titulado “ Los números”, qué
sabemos de? de Javier Cilleruelo y Antonio Córdoba, al parecer muy
recomendable. Lo matemático siempre resulta atractivo y, por otra parte, tan fiable
que procuraré leerlo. Asumo el riesgo de que, siendo ignorante en la materia,
me suene a cuento chino. En ese caso tendré la ventaja de que me encanten los
cuentos.
Los enlaces a los relatos pinchando en el título. A continuación un par de vídeos y un audio.
20+10+2= 32
ResponderEliminar¿No eran 33?
Las abuelas suelen compartir especie con sus descendientes. Ja. Gracias por el comentario.
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